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Juntos contra la enfermedad



¿Cómo explicarle a dos pequeños príncipes que su supermamá, que siempre es capaz de luchar contra cualquier desastre doméstico, sentimental, laboral, escolar, sufre un cáncer que le va a robar salud y tiempo de su familia? Fácil no debe ser, no hay duda. Cuando el familiar al que trasladas una mala noticia es adulto, la sinceridad debería reinar ante cualquier otra cosa. En la medicina actual la regla generalizada es ser directo con los pacientes, a veces demasiado directo, y esta normalidad con que es tratada la enfermedad creo que nos ayuda a liberar miedos y tabúes, a prepararnos mentalmente para lo que se avecina. Pero, ¿y los niños? Ellos no conocen las auténticas repercusiones de una situación semejante: hospitalizaciones, largos tratamientos, operaciones, dolor, desesperación... Ni siquiera comprenden realmente lo que una enfermedad significa para nuestro cuerpo.

En "Mamá se va a la guerra" (o "Mom goes to war", como se ha titulado en su versión en inglés) supermamá es una soberana cuyo reino está siendo invadido. La rebelión no ocurre sino en el propio cuerpo de mamá reina y los invasores malvados atacan sigilosamente. Suerte que cuenta con la astucia y experiencia del prestigioso general Hornedo y un equipo de médicos que velan por que la victoria se celebre pronto. Un nudo sube a la garganta del lector cuando lee cómo uno de los príncipes pregunta a mamá si va a curarse pronto. La reina responde que sí, que se va a poner mejor, pero que no va a ser fácil pues le espera una gran batalla. A los soldados que han de espantar a los rebeldes quieren sumarse los dos jóvenes príncipes: quieren ofrecer toda su ayuda a mamá.

 La metáfora ya ha sido construida y la colaboración que pide a sus hijos la reina es que la ayuden a tener las trincheras ordenadas y limpias para poder concentrarse en la batalla. Llegando a esta parte del libro de Irene Aparici el lector toma conciencia de cómo la claridad mental, la esperanza, el ánimo y el optimismo han sido los ingredientes principales de este precioso cuento ilustrado. La emotividad que despiertan sus páginas, al menos en mí, parte del conocimiento de una situación real como inspiración de la historia, pero también del tratamiento de la situación. La parábola que explica la enfermedad, desde los lugares clave a la reproducción de células cancerígenas, el aspecto cansado de la principal combatiente, está tratado con dulzura. Nada queda por decir.

Cuando a este profundo argumento e inteligentes formas añadimos la imagen original y divertida que brinda la original Mónica Carretero nos queda una obra digna de tener en cualquier casa y una lectura a la que acudir una y otra vez. Que no piense nadie que se trata éste de un mero manual para familiares de enfermos; para nada. Descartemos esta posibilidad y añadamos tantos lectores potenciales como personas sensibles tengamos a nuestro alrededor. La explicación de la enfermedad ha de ser natural, como debe serlo también la sexualidad, la muerte u otros temas que a veces consideramos tabú en la educación de nuestros hijos. Un niño que crece con lagunas sobre las grandes verdades de la vida deberá aprender solo y de golpe algunas de ellas. La naturalidad con que aceptan de niños ciertas situaciones nos invita a crear un ambiente de confianza que favorezca la asimilación de situaciones difíciles.

Sólo puedo concluir esta reseña diciendo que "Mamá se va a la guerra" es un libro maravilloso y bellamente editado por Cuento de luz, con una acertada metáfora y una madre protagonista guerrera y valiente a la que admiramos. Desde este blog mandamos estas palabras como agradecimiento a su libro y deseamos con todas nuestras fuerzas que el general y sus soldados logren armar un ejército victorioso. Ánimo también a esos príncipes pacientes que ayudan con su cariño a una reina creativa y sensible. "We´re all in this battle together so that we can win".

De fondo la luz de Izal:

3 comentarios:

  1. Un análisis maravilloso y diáfano. Sin duda hay que ser una supermamá para vencer a los bichitos malos.

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  2. Por supuesto que lo adquiriré, leeré. Gracias.

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  3. Un abrazo desde este rinconcito de Internet, Irene, estés donde estés. Tu obra te multiplica, los recuerdos que tenemos de ti te alargan en el tiempo.

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